¿Por qué tanto ordenar?

En estos momentos parece estar de moda la técnica que, muy acertadamente, publicó Marie Kondo en su libro "La magia del orden".
De forma inteligente está publicitando una recomendación que se aplica en la técnica de Feng Shui: no acumules objetos, ropa que no sirve, papeles que no necesitas, objetos que no te gustan... Recomendamos mantener el hogar despejado y ordenado para que el Qi fluya correctamente y que no se generen estancamientos; y todo esto ¿por qué?
¿Podrías estar conservando objetos que te evocan un mal recuerdo? ¿O que no te gustan? ¿O quizás hiciste una compra en el que estabas emocionalmente mal? Cuando miras esos objetos a tu mente llega esa determinada emoción, ese hilo energético que te apega a ellos. ¿Y la ropa? Si ya no la usas porque te queda grande o pequeña ¿a qué esperas? Quizás piensas que no vas a poder comprarte otra si llegas a adelgazar o a engordar. Con esta actitud no permites que a tu armario llegue algo nuevo, no cabe. Y mira los cajones, los papeles, los objetos que los llenan ¿sirven?
Es indudable que todo lo que invade y produce excesivo desorden, bloquea física y mentalmente, y además estorba.
Hasta ahí estamos de acuerdo, ¿pero por qué tanto exceso de orden? Equilibrio es lo ideal, ni exceso ni defecto. ¿Qué ocurre con esos lugares tan blancos, rectos y ordenados? Casi no se puede vivir. A menudo son una especie de exposición. Una imagen que se quiere dar al exterior ¿Quizás es que hay desorden en el interior y se quiere proyectar lo contrario?
Yo he visitado lugares tan ordenados, blancos y limpísimos que da apuro pisar, sentarse... ¿Quién puede vivir así? ¿Para qué? Son lugares que cohiben, emiten tanta pulcritud que no permiten comodidad, más bien producen frialdad. ¿Será que hay problemas de contacto con los demás o de intolerancia? ¿Y hacia qué área de la vida? ¿Hacia quién? Habría que analizarlo desde el FENG SHUI.
Pienso que debemos permitirnos vivir con comodidad, no con desorden, sintiendo que la casa y/o el trabajo nos acoge y nos cuida. Que ni tanto desorden ni tanto orden. El equilibrio está en el centro, en el camino del medio.