Geoenergía y Radiestesia
A día de hoy, el hombre ha dejado en un segundo plano su capacidad innata de "sentir" los lugares. Vive y trabaja en espacios prácticos o modernos, o asequibles económicamente, y no da ninguna importancia al suelo del lugar sobre el que se ha edificado.
Nuestros antepasados, antes de comenzar una obra, observaban el terreno y su relación con la naturaleza: con la salida y puesta del sol, la protección del frío o calor y como no, el agua. El agua en el entorno y también en el subsuelo. El agua, las fallas, los vortex energéticos.
Conocían la manera adecuada de vivir siguiendo la filosofía y la lógica del Ying y del Yang, y su adaptación a la naturaleza y a sus ciclos. Siendo conocedores de su influencia sobre el ser humano.
¿Cómo nos sentimos si nos echamos en la hierba y está húmeda? Cuándo llueve muchos días seguidos, ¿qué le pasa a nuestro ánimo?
Pues imagínate que pasa una corriente de agua en el subsuelo, bajo tu cama o una corriente de frío, gas, calor... ¿crees que tu cuerpo no lo siente?
Hoy la vida moderna nos aporta nuevas y útiles tecnologías, que bien usadas nos dan comodidad, pero no podemos ignorar su lado negativo, con grandes cargas de electricidad, campos magnéticos... que dañan nuestra salud, nuestro sueño, nuestra tranquilidad. WIFI, microondas, antenas, etc, nos rodean y no somos muy conscientes de los daños que producen su uso excesivo.
A esto añadimos que la Tierra está rodeada de redes que forman su campo magnético, que se van entrelazando entre sí formando cruces de redes que en ocasiones coinciden en lugares donde pasamos mucho tiempo, por ejemplo, la cama. Cuando esto ocurre se producen desarmonías en nuestro ser.
El espacio, como ser vivo que es, enferma; y nuestro trabajo es convertirlo en saludable.
